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martes, 23 de agosto de 2016

CARROS DE FOC




Cuando uno repasa las rutas o retos que le gustaría llevar a cabo alguna vez  siempre aparece Carros de Foc. Se puede decir que ya es una clásica entre los aventureros montañeros o aficionados al Trail running. El primer paso, como no, es buscar información en internet. Y ahí aparecen todos los blogs y webs que te cuentan que se trata de un recorrido de unos 56km y casi 9.000 metros de desnivel acumulado. Su peculiaridad, además, es que es un recorrido circular que pasa por los 9 refugios que hay en la zona del Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, provincia de Lleida, en el alto Pirineo catalán. Puedes iniciarla donde quieras y en la dirección que quieras, por ello es importante estudiar las opciones y planificarse las etapas antes de nada.








Claro está que si no indagas mucho más puedes llegar a pensar que se tratan de “pocos kilómetros” y que se pueden hacer relativamente rápido. Pero lo cierto es que no es así, de hecho, algunos tramos son tan técnicos que te puedes tirar la vida para avanzar. Collados y bloques de piedra son constantes obstáculos que se deben ir superando. Tramos que te van minando las fuerzas mientras los minutos y las horas van pasando mucho más rápido que los metros recorridos. Además hay que sumarle que se trata de un recorrido de alta montaña y que la media de altitud por la que discurre el trayecto es de 2.400m, con un máximo de 2.748m en el paso por el mítico Collat de Contraix.


Imagen de un grupo de personas subiendo hacia Contraix


Así no es de extrañar que la mayoría de gente que lo intenta acabe haciendo 4, 5 ó 6 etapas. Hacerlo en 3 ya entra en la categoría de duro, en 2 muy duro y si se quiere hacer del tirón, bueno, entonces yo ya lo calificaría directamente de chaladura, a no ser que seas un supercrack y quieras demostrárselo al mundo. En cualquier caso, hay que estar en forma para afrontar el reto y de cada cual depende el nivel de sufrimiento que se esté dispuesto a soportar.

Nuestro planning en 3 etapas.

Después de nuestra aventura en Nepal, donde los Corregrinos mutamos a Nepalgrinos y donde conocimos al tercer elemento, el utrerano Eduardo De La Serna, decidimos reencontrarnos un par de meses después haciendo Carros de Foc. Tras analizar el recorrido y las opciones, también el tiempo disponible, pensamos que hacerlo en 3 días estaba en el límite de nuestro disfrute. La idea siempre es divertirnos con lo que hacemos sin llegar a agonizar ni a pasarlo mal. Como siempre digo, no pretendemos batir ningún récord ni demostrar nada, nosotros sólo queremos  pasarlo bien y compartir nuestra experiencia para que otros tengan una referencia y puedan llevarla a cabo también.


La noche antes.

Refugio Tacita


Tras hacer las reservas con casi 2 meses de antelación en los refugios (condición sine qua non), llegó el 12 de agosto y nuestro momento de arrancar hacia los Pirineos. Nuestra primera parada fue la noche antes en el Refugi Tacita, en la Vall Fosca. Este refugio no está dentro de la ruta de Carros de Foc, pero es una muy buena alternativa para iniciarla. Lugar tranquilo y agradable con poca gente, a 8km por carretera del teleférico (12€), donde al día siguiente dejaríamos el coche, sin ningún problema de aparcamiento,  para subir hasta la altura del Colomina y empezar nuestro camino. Cenar comida casera, dormir en una habitación sólo para nosotros (todo un lujo por estos lares), desayunar y un bocadillo de fuet para comer durante el día nos costó 40,5€ por cabeza. Esto fue lo mejorcito que nos encontramos en cuanto a alojamiento, sin lugar a dudas y la mejor opción, seguro. Sandra, la chica que regenta el refugio nos atendió muy bien por teléfono a la hora de hacer la reserva y aconsejarnos, aunque luego en persona nos ignoró un poco. Cosas del directo, supongo.


Etapa 1:  Teleférico Vall Fosca- Colomina- ( JM Blanc*)- Ernest Mallafré- Amitges

(17km +1192m -980 en 5h13min)

Nuestro inicio desde el punto de información



Después de la noche antes intentar ver las Lágrimas de San Lorenzo sin demasiado éxito, nos tocó ir a dormir para empezar la ruta descansados y no ser nosotros los que acabáramos llorando. Nos levantamos a las 8, desayunamos como campeones y tiramos carretera arriba con el coche a coger el teleférico de las 9. Puntualmente embarcamos y en unos minutos estábamos ya en el punto de información comprando un mapa que nos costó 11 euros. En mi opinión el mapa se antoja imprescindible para asegurarte de escoger en todo momento el camino ideal. La ruta transcurre a tramos coincidiendo con el GR11, otros tienes que seguir unos palos con la punta amarilla y otras muchas veces tienes que seguir los hitos que están marcados con montoncitos de piedras. Además también hay refugios que puedes evitar si no es que tienes que pasar por necesidad. Con un mapa de 1:25000 podrás ver siempre la mejor opción. Por ejemplo, en esta primera etapa, no fue necesario pasar por el Refugi Josep Maria Blanc y tomamos otra alternativa que previamente habíamos estudiado.

En un momento de la ruta decidiendo sobre que camino tomar



Del teleférico a Colomina tardamos unos 30 minutos de subida yendo a buen ritmo. Sobre todo en los primeros metros notamos la altitud, aunque nos acostumbramos enseguida y pronto normalizamos nuestra acelerada respiración. Ya de buen inicio descubrimos lo que nos esperaba, preciosas vistas con lagos increíblemente azules y un terreno extremadamente técnico, con mucha roca. Pronto nos tocó subir el primer collado, el de Monestero, y realizar un tremendo descenso por una tartera, no se vislumbraba camino ni sendero alguno, así que siguiendo los montoncitos de piedras que indican el camino atravesamos un tramo de rocas grandes como coches donde tenías que ir saltando de una a otra. Como si de un vídeo juego se tratara, tenías que ir afrontando cada salto buscando la mejor opción “problema- solución, problema –solución…”  Pretendíamos llevar un ritmo rápido, pero lo cierto es que avanzar con rapidez es harto difícil y lo de correr, imposible. Así que no cabía otra que resignarse e ir pasando los kilómetros a ritmos cercanos a los 30 minutos en las zonas de mayor dificultad.

Collado de Monestero


Una vez superado este escollo, llegamos de nuevo a una zona de senderos que seguían el cauce de un río. Allí tras correr cuando se podía e ir cantando nuestro repertorio de canciones nepalgrinas, paramos a comernos nuestro bocadillo de fuet. Se hizo el silencio y  con el sonido del agua y los pajarillos de fondo, disfrutamos de un momento de relax impagable.





Arrancamos de nuevo y llegamos hasta el refugio de Ernest Mallafré, donde pudimos cargar las botellas de agua, íbamos sin una gota ya y muy sedientos. Había leído por ahí que había agua por todas partes y que no hacía falta preocuparse… en fin, la realidad que vivimos nosotros no fue esa, a no ser que seas una vaca y te guste beber de los lagos y los ríos directamente. Ya rehidratados tiramos millas hacia nuestro destino final, el refugio de Amitges. Nos dijeron que estaba a unas 2 horas, así que siguiendo con nuestro ritmo alegre llegamos bastante antes. Pasamos por el  Llac de Sant Maurici, donde había más gente que en las Ramblas de Barcelona el día de Sant Jordi, salimos huyendo de allí lo más rápido que pudimos y luego ya seguimos un camino que era todo subida hasta Amitges.

La sensación al llegar al refugio fue un tanto desagradable, había demasiada gente, la mayoría venían de hacer pequeñas excursiones por los alrededores. Se veía muy desbordado y sobresaturado. Más de 70 personas allí metidas a las que nos trataban como si estuviéramos en el ejército. En fin, tuvimos que dejar las cosas en una habitación y coger una cajita con lo imprescindible e ir a hacer cola para una ducha caliente que costaba 1€. Cenamos a golpe de silbato y cada uno luego se tuvo que recoger su plato. Al menos aquí tenían Wi-fi gratis y enchufes suficientes para todos, todo un lujo.

Dormir con tanta gente en una misma habitación es muy complicado. Unos que entran otros que salen, unos que se acuestan muy pronto y otros que madrugan demasiado, puertas que se abren y se cierran… eso sin contar con los ronquidos y/o/u otros tipos de sonidos que pueden llegar a emitir los seres humanos. En estos casos lo aconsejable es hacer como hice yo, mi kit de refugio, los mejores tapones para los oídos del mercado y un antifaz. 


Etapa 2: Amitges-(Saboredo)-Colomers-Ventosa i Calvell

(15km +957m -1100m en 3h55min)

En Amitges, a punto de iniciar la segunda etapa


Esta segunda etapa nos la planteamos por sus características como “de recuperación” para afrontar fuertes la última, que sería la más dura de todas. Sin embargo, de recuperación tuvo poco. A pesar de que en tiempo y en kilómetros fuimos rápido, los caminos también tenían su dificultad y si bien no llegamos a pasar ningún collado extrem sí que ascendimos por alguno, una vez pasado Colomers, que se las traía, principalmente por su pendiente y también por el calor que hacía. Está claro que aquí no te regalan ni un momento de relax. Afortunadamente  pudimos arrancar a correr en bastantes ocasiones. Hicimos algunos km por debajo de 10’, lo que aquí es verdaderamente ir “muy rápido”. Decidimos no bajar al refugio de Restanca, ya que se trata de un camino de ida y vuelta y para nuestros propósitos era totalmente prescindible.

En menos de 4 horas de marcha llegamos a nuestro destino de hoy, Ventosa i Calvell.  Y a pesar de que aún era pronto, ya estaba lleno de gente. Había incluso grupos de niños que estaban de excursión. Aquí el caos sí que era patente, una única ducha de agua fría para 80 personas y un único lavabo. Un barracón donde se aglomeraban todas las camas una al lado de la otra en unas estructuras de madera de dos pisos, que daba claustrofobia sólo de verlo. La misma dinámica de dejar las bolsas, los palos y el calzado en una pequeña habitación y hacerse con una caja para guardar los enseres imprescindibles. Lo de ducharse allí era una utopía así que decidimos irnos a darnos un baño en el Estany Negre, un lago que se encuentra a 2.134m. Un precioso lugar que requería de un descenso técnico, por lo que, además, nos aseguramos que no habría nadie más que nosotros.

En el Estany Negre


La verdad es que si bien durante la ruta, el relax y la tranquilidad que brinda la montaña está presente, se rompe completamente cuando llegas a un refugio donde acabas sometido a un estrés totalmente opuesto al concepto que tenemos del descanso en plena naturaleza. El agobio es permanente desde que llegas. Gente por todas partes entrando saliendo, subiendo bajando, la cena parecía la Toma de la Bastilla, todos amontonados en las mesas a las 19:30 en punto. Nos teníamos que levantar y servirnos nosotros mismos y recoger los platos.

Una imagen de la hora de la cena en Ventosa i Calvell


Visto lo visto, lo mejor era irse a dormir lo antes posible para que pasara el día y podernos ir de allí. ¿Dormir? con 80 personas amontonadas a tu alrededor, nuevamente doy gracias a mis tapones y mi antifaz. Quizá sea un tema sobre el que se podría debatir largo y tendido, pero la percepción es que estos refugios se han convertido en un negocio y no en un servicio.  Se puede entender que efectivamente no estás en un hotel y que no dispongas de muchas comodidades, hasta ahí nada que reprochar. Sin embargo, esa barrera se traspasa en el momento en que meten a más gente de la que se debería en unas condiciones lamentables a precio de Hilton. El desayuno self service y que se sirve sólo de 7 a 8, es lo más caótico que he visto en tiempo. La gente chocando unos con otros alrededor de una mesita donde estaban los platos con comida. En fin, que todo eso estaría muy bien y sería totalmente aceptable si no fuera porque al final acabamos pagando una factura de 60 euros por cabeza (cena, dormir, desayuno y picnic). Eso sí, a lavarnos los dientes a una fuente fuera porque en el lavabo fue imposible entrar en todo el tiempo que estuvimos allí.

Además, y para más inri, cuando nos levantamos por la mañana, nos encontramos con la desagradable sorpresa de que le habían robado la mochila a nuestro compañero utrerano. Una vergüenza inexplicable, más cuando te obligan a dejar la mochila fuera junto con el calzado. La explicación oficial es que  alguien de una población cercana, probablemente Boí, se tomó la molestia de subir hasta el refugio en plena noche y llevarse dos mochilas y unos palos, que fue el botín que por lo visto consiguieron. Lo cierto es que a las 2 de la mañana se oyeron ruidos fuera, pero con tanta gente rondando por allí no te imaginas que son unos ladrones que te están mangando tus pertenencias y menos en plena montaña. 

Cabe decir que la crítica es al funcionamiento del albergue o en cualquier caso al planteamiento del negocio, no a los trabajadores del mismo, que al fin y al cabo sólo hacen el trabajo para el que los contratan. Y que en nuestro caso se prestaron a llamar a los Mossos para avisar del robo, que por lo visto no es el primero, y a dejarnos una mochila para que pudiéramos acabar la última etapa, siendo muy amables en todo momento.


 Etapa 3: Ventosa i Calvell- Coll de Contraix- Estany Llong- telefèric Vall fosca

(22km +1437m -1506m en 7h01min)


En un momento de la tercera etapa, la más dura.



Con todo lo acontecido el día pintaba mal. De repente todo se había torcido y el desánimo y la desazón nos había desmotivado completamente. Empezamos a buscar alternativas para la retirada, bajar a Boí y coger un bus que nos llevara hasta el coche. Sin embargo, el espíritu nepalgrino empezó a florecer de nuevo y a pesar de ese sentimiento de tristeza por el hurto sufrido optamos por coger la mochila de recurso que nos ofreció amablemente un componente del Staff del refugio. Quedamos en dejársela después en el lugar donde acabáramos la jornada. Dani y yo nos repartimos algunas de las cosas de Edu en nuestras mochilas y él metió lo imprescindible en esa mochila de prestado que al menos cumplía los requisitos básicos de comodidad. Afortunadamente, la cartera, el móvil y la go-pro se habían salvado porque se las llevó consigo en la cajita de enseres. Así que al final lo que perdió fue su mochila, que si bien era nueva, y algo de ropa que llevaba dentro. 

Era la etapa más dura, ya que había que enfrentarse en primera instancia al Coll de Contraix. Las previsiones para el recorrido de hoy, de Ventosa a Colomina, está establecido en unas 11 horas. Nosotros creíamos que podríamos hacerlo en mucho menos, pero para eso había que ponerse las pilas y recuperar el ánimo pronto.

Nos pusimos en marcha con poca convicción, habíamos salido mucho más tarde de lo previsto, ya eran las 9 pasadas y había que llegar al teleférico de vuelta antes de las 19h. Poco a poco fuimos entrando en materia y al llegar al Coll de Contraix nuestra predisposición había mejorado mucho. Nos concentramos en darle estopa al asunto y empezamos a subir por las piedras como las cabras. En ese tramo coincidimos con un vasco que estaba haciendo Carros en 2 etapas, a buen ritmo, y con él íbamos como referencia.  En plena subida adelantamos a todos los que habían salido una hora antes que nosotros, así que eso nos servía para saber que íbamos bien y más viendo que ellos también iban rápido. Superado el famoso collado y tras repostar un poco, nos lanzamos colina abajo.

Momento en que culminamos el Contraix



El hecho de que ahora fuera bajada no mejoraba el asunto, había demasiada pendiente y muy técnica. Lo siguiente fue bordear un lago nuevamente dando saltos entre rocas gigantes. Ni un triste caminito, así es la vida en Carros de Foc. Nuestra constancia tuvo la recompensa de llegar a la mitad de la etapa, en Estany Llong, en menos de 4 horas. Así que nos tomamos 30’ para descansar y comer, nos refrescamos y arrancamos de nuevo camino arriba en busca del vasco que ya se nos había adelantado. Ahora era nuevamente una montaña que subía y subía, pero era un camino y se podía ir relativamente rápido. El día se nubló, se levantó viento e incluso llegó a caer alguna gotilla. Adelantamos al vasco de nuevo que se estaba tomando su descanso más arriba, nos hizo gracia ver que con todo su aspecto de ultra-runner y el fuerte ritmo que llevaba, estaba ahora fumándose un cigarrillo, quedó claro que era de Bilbao. Nos contó que era la tercera vez que hacía la ruta y nos motivó diciendo que pronto llegaríamos a unas praderas verdes donde poder correr. Eso nos sonó a música celestial, así que pusimos la directa en busca del paraíso runner. Tras esforzarnos en llegar a esos supuestos prados, que no llegaron a ser más de un kilómetro, nuevamente nos tocó subir otra montaña más. Al bajar ya olía a meta y Dani se vino arriba, incrementamos el ritmo en busca de nuestra llegada triunfal. Hacía viento e incluso un poco de frío, pero ya nada nos podía detener. Una vía de tren en el camino, que ya nos sonaba de cuando empezamos el primer día, era la señal de que ya estábamos a un paso del desvío hacia el teleférico de la Vall Fosca, justo un poco antes de llegar a Colomina. En 7 horas justas de marcha habíamos concluido nuestra etapa, la más dura, con tiempo de sobras para coger el teleférico. Nos invadió la alegría porque a pesar de todos los inconvenientes lo habíamos conseguido. Edu, el tercer Nepalgrino, había cumplido como un campeón, tras haberse entrenado a conciencia para el reto, y se consagraba ya como un nuevo Corregrino. Aunque sus declaraciones al llegar fueron: “esta ha sido mi primera experiencia como skyrunner y la última”… eso es lo que decimos todos, señal de que le ha gustado. ¿Cuál será la próxima?


RESUMEN MARCHA (suma de las 3 etapas)
Total: 54km +3586m -3586m= 7172 m acumulados en 16h09min

Material Mochila 20L. (4kg aprox.+ agua):

-3 camisetas manga corta ligeras
-1 camiseta  manga larga
-1 pantalón corto
-1 mallas cortas
-1 mallas largas
-1 chaqueta chandal
-1 pantalón largo chandal
-4 pares de calcetines
-3 mudas
-1 toalla ligera de fibras
-1 poncho (por si llueve durante la ruta)
-gorra
-manguitos
-gafas de sol
-neceser
-movil + cargador
-GPS de pulsera+cargador
-mapa
-manta térmica
-frontal
-palos
-calzado: Saucony Xodus 6.0 GTX

(chanclas, suele haber en los refugios, al igual que sábanas y mantas, no es necesario saco de dormir)

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