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lunes, 16 de abril de 2012

MARATHON DE PARÍS. LA CRÓNICA.




Minuto uno. Penalti en contra y expulsión. Uno a cero y el resto del partido jugando con diez e intentando darle la vuelta al marcador. Así me sentí al empezar la semana previa a París. Algo tan tonto como unas salchichas de frankfurt casi me dejan K.O. Una inoportuna intoxicación alimentaria, con fiebre incluida, no es algo muy aconsejable una semana antes de pegarte una carrera de 42 kilómetros. Afortunadamente pude remontar y acabar ganando el partido. Tras unos días bastante tocado, pude, por fin, el jueves salir a correr un poco. Rodé suave y para acabar quise probar hacer unos 3 kilómetros al ritmo al que pretendía correr la Maratón.¡ Buf, pero si voy asfixiado!, pensé, mejor no hacer mucho caso, el domingo seguro que las sensaciones serán diferentes.


En la Expo Feria de Paris


Calentamiento por el Sena
Tras un plácido viaje en avión con mis compañeros de RPM Racing y pasar la tarde del viernes en nuestro stand de la Expo Feria Parisina promocionando la Zurich Marató de Barcelona, llegó el sábado, día que dediqué únicamente a descansar y a prepararme física y mentalmente para el reto que me esperaba al día siguiente. El rodajito al lado del Sena de la mañana ya me hizo tener una idea de lo desapacible que estaba el tiempo en la capital francesa. Un día frío y nublado que venía acompañado, además, por un molesto vendaval. Las previsiones no auguraban una mejora y efectivamente el domingo nos encontramos en la línea de salida con unos 5 grados y un viento de 25km/h. 


Equipación Canet Race a punto.
A las 8:45 se dio la salida y allí estaba yo corriendo por las calles de Paris en busca de un nuevo reto y viviendo una apasionante nueva experiencia. Fue sin duda un momento emocionante. Había mucha gente por delante y llevaba más o menos un desfase de unos 20 segundos desde el disparo hasta que pasé por debajo de la salida. En todo momento fui adelantando corredores, había algunos que se resistían a ser superados y apretaban alterando su respiración considerablemente. Yo los miraba sorprendido y pensaba que era imposible que alguien pudiera aguantar toda una Maratón sufriendo así. Mi primer kilómetro fue en 3'29, buen ritmo, pero debía ser un poco más conservador. Mi idea era ir a 18 minutos el cincomil. Y así lo fui cumpliendo, controlando mucho, sin forzar nada, muy cómodo. Pasé a 36'03 el primer 10 y seguía adelantando posiciones. Todo iba bien, la respiración, las piernas. Incluso me sentía retenido. Aproveché para disfrutar del paisaje, aunque el viento azotaba lo suyo en algunas avenidas y tenía que controlar no perder demasiado el ritmo de crucero. En el km 20 seguía con lo establecido, 1h 11'58 a 35'55 ese 10mil. La media la pasé en 1h15 larga y veía muy factible poder doblar tiempo. La verdad es que no estaba sufriendo nada. Los kilómetros seguían cayendo y cada vez había menos gente que adelantar. En algunos tramos fui bastante solo, aunque siempre miraba adelante a ver si veía algún corredor al que dar caza. El tercer 10 mil lo clavé de nuevo a 36 minutos. Empecé a hacer cábalas y veía que estaba llevando un ritmo aproximado de 2h31, quizá era momento de empezar a ir más rápido. Sin embargo, algo raro pasó. De repente ¡plas! una rampa en mi isquio derecho... "¡Aaaah!¿ qué pasa?" rápidamente me llevo la mano a la pierna y doy unos saltitos. Parece que se pasa. Sigo corriendo. Asustado aflojo un poco, y durante un par de kilómetros no vuelve a haber señales de calambres. Nuevamente me centro en la carrera, veo a dos corredores delante y voy a por ellos, allí está el sub2h30. Quedan 10km y tengo tiempo. Pero, "aaaaaah, otra vez!" "no, no, no, qué dolor" aflojo de nuevo y veo que la cosa empieza a pintar mal. Este segundo aviso ha sido mucho más fuerte que el primero. Está claro que el cuerpo me está mandando un mensaje: "no estoy acostumbrado a hacer tantos kilómetros, o te paras o te paro". No le escucho y sigo, aún en el km 35 veía factible intentar apretar, pero esta vez el calambrazo fue brutal, la pierna derecha se me queda totalmente rígida y tengo que frenar en seco, de golpe la pierna izquierda reacciona agarrotándose también y dándome un terrible pinchazo en el otro isquio. En ese momento mi imagen era dantesca, agarrándome ambos isquios con sendas manos y gritando de dolor mientras daba saltos hacia adelante con las piernas totalmente estiradas y duras como dos columnas. No sabia qué hacer, era una situación nueva para mí. Empecé a dudar si podría llegar a la meta. Pero quedaban pocos kilómetros, así que llegaría aunque fuera a rastras. En el km 37 definitivamente ya vi que estaba perdiendo muchos minutos y ya me olvidé de bajar de 2h30, cambio de planes: "ser finisher, da igual el tiempo". Intenté correr, despacio, pero correr. Por primera vez me empezaron a adelantar algunos runners, la verdad es que iban más desencajados que yo, pero al menos sus piernas les respondían y podían correr. Sentí envidia. Pero yo debía seguir con mi odisea y concentrarme en acabar.Al trote al trote llegué al kilómetro 40, tras haber sufrido algún que otro achaque más. Ese kilómetro lo hice a 4'10 y aún pensé que quizá podría intentar apretar un poco al final. No. Un nuevo pinchazo me quitó esa idea de la cabeza. Entro en el último kilómetro, el suelo está adoquinado y me duele ya hasta el alma. Me atrapa Gerard Garrote, mi compañero gran parte de la Maratest que corrí en Badalona. Me anima y hago un esfuerzo por llegar con él hasta la meta. Nada más cruzar me detengo en seco y el isquio se queja con rotundidad. Con el gesto fruncido y aún lamentándome por el dolor intento caminar mientras compruebo en el reloj que mi tiempo final ha sido de 2h36. No está tan mal para ser la primera que hago, finalmente he ocupado el puesto 93 en la general, que de 43 mil la verdad es que da el pego. 

Corriendo en solitario por las calles de París

Medalla de Finisher
Sensaciones encontradas, la verdad es que una Maratón es todo un mundo. Tiene momentos buenos, increíbles, momentos no tan buenos y momentos para olvidar. Yo en mi primera experiencia he vivido de todo un poco. Reconozco que cuando crucé la línea de meta pensé que no iba a correr más maratones, obviamente aún tenía reciente lo mal que lo acababa de pasar. Luego, poco a poco, te vas dando cuenta que hay mucho margen de mejora y que, al fin y al cabo, hoy me ha tocado pagar el peaje de mi primera experiencia. Entonces empiezas a pensar que tal vez se pueda mejorar la próxima vez si la preparo un poco más. Es curioso, ahora mismo no soy capaz ni de bajar unas escaleras y ya estoy pensando en correr otra de nuevo. Mira que llegamos a ser raros los runners.


10 comentarios:

  1. Que grande! me han dolido las piernas al leer la crónica.. espero poder hacerte de liebre algún día jejej. Fiera!

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  2. Enhorabuena!!! gran carrera y buena experiencia que te queda de tu primer maratón... Genial!!!

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  3. Hem guanyat un nou maratonià...Enhorabona!!!

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  4. Te felicito..tienes tanta facilidad para correr como para escribir.Buena cronica ...y luego nos quejabamos del 10.000 en pista eh? :-)Bruno Toledo

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  5. Què tal Ricard, recordo els campionats d'espanya univ.que vam córrer junts als anys 90, jo ja feia curses de 100km en aquella època: celebro que hagis pujat de distància, la marató és una distància que enganxa; a veure si t'animes més endavant a donar un altre salt i passar als 100km; ens veurem a la marató de St feliu; m'han dit que hi aniràs; jo també. Fins aviat!

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    1. Hola Paris! Quins temps aquells! Buf, per mi 100km es molt encara.... M'enrecordo quan vas venir al campionat de Catalunya de cross universatari corrents desde casa teva, a uns quants km, vas córrer i després vas tornar a marxar per on havies vingut... Quin crack! Jajaja

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