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domingo, 1 de diciembre de 2013

10k EUROFITNESS: LA VUELTA AL ASFALTO. ¡HORRIBLES SENSACIONES!



Hacía tiempo que no me ponía en la línea de salida de un 10k urbano y sinceramente, con el frío que hace, la hora de la salida y lo mal que voy entrenando, no tenía ni puñeteras ganas. Pero es que soy consciente de que la mejor manera de coger un mínimo puntillo de forma es compitiendo de vez en cuando, sino es imposible.


La decisión de correr la tomamos prácticamente 3 ó 4 días antes. Se daba la circunstancia de que la revista digital donde escribo, running.es, esponsorizaba la I Edición de la Eurofitness, y aprovechamos para sacarnos un par de dorsales, el coordinador de la web que es Isidro López y yo. El uno por el otro nos animamos mutuamente a participar, aunque siempre esperando a que el otro dijera que no. Lo típico: "¿Corremos? bueno, si tu vas yo también". A las 6:30 de la mañana del domingo, cuando sonó el despertador, miré a ver si Isidro me había mandado un whatsap diciendo que no iba  y así me libraba... pero no, no hubo suerte. Así que nada, a abrigarse y a correr.

La salida fue a las 9 en punto de la mañana desde los aledaños de las pistas de Can Dragó, en Barcelona. A esa hora empezaban a brillar unos tímidos rayos de sol. Yo parecía el hombre biónico, vestido a piezas: calcetines compresores, musleras compresoras, manguitos, guantes, braga en la cabeza ( que no bragas)... Todo era poco para intentar entrar en calor y no acabar la carrera con una lesión muscular. Tanto tiempo sin forzar la máquina que hoy tenía la psicosis de que me iba a romper.... me hago mayor. 

En cuanto se dio el pistoletazo empezó mi particular odisea.... " madre mía, voy asfixiado...afloja, afloja!" me decía a mi mismo. Pero nada, aunque iba reservándome todo lo que podía las sensaciones eran horribles. El grupo cabecero empezaba a escaparse y lejos de recortarles iba perdiendo cada vez más metros. Creía que tal vez con el paso de los minutos iría a mejor... ¡qué iluso! La verdad es que siempre pensamos eso, pero pocas veces pasa. En fin, que llegué a la meta como pude. Los km no estaban marcados y yo, como soy más tradicional que un villancico navideño, pues iba con mi cronómetro Casio  de toda la vida sin tener ni idea de los metros recorridos, ni el ritmo, ni las pulsaciones, ni las calorías gastadas, ni el nivel de humedad... ni nada de nada. Tenía menos información que un chino en internet. Me limité a correr consciente de que debía ir a un ritmo cercano a los 35 minutos, no creo que fuera mucho más rápido de 3'30. Al llegar a meta, en 9ª posición, mi preciso reloj marcaba 33'48, pero vamos, con la certeza de que faltaban metros. Y sí, sí... así lo confirmaron el resto de runners con sus respectivos satélites de muñeca. Isidro, que tampoco está fino hizo marca personal. Bueno, así la gente se iba contenta a casa. Y yo también porque seguramente no hubiera entrenado y así al menos antes de las 10 a.m ya me había ganado el almuerzo. La conclusión es clara; hay que entrenar, pero también hay que competir de vez en cuando, sino el cuerpo se acostumbra a la buena vida y a la que le exiges un poco tiene menos respuesta que Ana Botella hablando en Inglés.

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Fotos running.es: click aquí




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