DE SILVESTRE A CÁSPER. HISTORIA DE LAS SAN SILVESTRES.
Alrededor del año 270 nace un niño al que llamarían Silvestre. Su padre, Rufino, le pone desde muy joven bajo la dirección del prudente y piadoso presbítero romano Cirino, y enseguida se empieza a distinguir por una abnegada caridad. La verdad es que Silvestre era apreciado en la Roma de entonces por su humildad. Llega a ser elegido Papa el 31 de enero del año 314 y muere el 31 de diciembre del año 337. Así pues, la fiesta en su honor se empezó a celebrar el último día del año.
Unos siglos más tarde, en el año 1923, un periodista brasileño llamado Cásper Líbero viajó en fin de año a Francia donde asistió a una carrera nocturna en París, en ella los participantes portaban antorchas. El caso es que al año siguiente, cuando asumió la dirección del diario deportivo paulista Gazeta Esportiva, y debido a su afición atlética, se propuso llevarla a cabo en su ciudad, Sao Paolo. Puesto que el propósito de la carrera era celebrar la despedida del año se disputaría el 31 de diciembre, tomando entonces el nombre de San Silvestre. Tuvo varias distancias en su recorrido, aunque a partir de 1991 se fijó en 15 kilómetros. Desde su primera edición, la prueba de fin de año fue conquistando adeptos hasta que en 1945, tras 20 años, el periodista decidió transformarla en una carrera internacional. Para ello invitó a atletas de los países vecinos, para luego ir invitando a los mejores atletas del planeta. En 1975 se organizó por primera vez la carrera femenina.
Con el tiempo la idea de la carrera de San Silvestre se ha ido extendiendo por distintos países y ciudades, manteniendo siempre el nombre y el espíritu de despedir el año de una forma original. En España, la San Silvestre más antigua se celebra en Madrid, en el barrio de Vallecas. La primera edición se celebró en el año 1964 y a día de hoy se ha convertido en todo un clásico deportivo navideño. Algunos llegan a afirmar que es la mejor San Silvestre del mundo, incluso por delante de la pionera Sao Paulo. A nivel personal puedo decir que no he tenido la suerte de participar en la San Silvestre brasileña, pero sí que he podido hacerlo en la Vallecana, allá por el año 2003, ocupando el 7º puesto de la carrera profesional e invirtiendo un tiempo de 29’13 en los 10km del recorrido. Ciertamente debo decir que ha sido la carrera de ámbito popular más espectacular en la que he participado. Hay gente por todo el circuito y el ambiente es inigualable. Había puntos del trayecto, concretamente en los últimos 3km que son de subida, en que el público iba abriendo el paso entre gritos y aplausos según íbamos pasando los atletas... al más puro estilo del Tour de Francia en el Tourmalet. Luego la llegada fue espectacular, entrando en el abarrotado estadio del Rayo Vallecano para recorrer los últimos metros entre el fervor del público. Me encantó correr allí.
Lo cierto es que llegadas estas fechas, hay cada vez más oferta de San Silvestres y ahora toca decantarse por alguna. Es tal la aglomeración de estas carreras en el calendario que incluso se empiezan a disputar tres semanas antes del propio 31 de diciembre, dando opción así a los corredores a hacerse una ruta particular de San Silvestres. Nosotros, los Canet Racers, aún tenemos que decidir, entre el amplio abanico de posibilidades, en cuáles participaremos. El año pasado, el club debutó oficialmente como tal en la San Silvestre de Riudellots, donde además del segundo puesto me llevé una paletilla de jamón. De momento seguimos entrenando y seguro que despediremos el año de la mejor forma que sabe hacer un runner: corriendo.
Alrededor del año 270 nace un niño al que llamarían Silvestre. Su padre, Rufino, le pone desde muy joven bajo la dirección del prudente y piadoso presbítero romano Cirino, y enseguida se empieza a distinguir por una abnegada caridad. La verdad es que Silvestre era apreciado en la Roma de entonces por su humildad. Llega a ser elegido Papa el 31 de enero del año 314 y muere el 31 de diciembre del año 337. Así pues, la fiesta en su honor se empezó a celebrar el último día del año.
Unos siglos más tarde, en el año 1923, un periodista brasileño llamado Cásper Líbero viajó en fin de año a Francia donde asistió a una carrera nocturna en París, en ella los participantes portaban antorchas. El caso es que al año siguiente, cuando asumió la dirección del diario deportivo paulista Gazeta Esportiva, y debido a su afición atlética, se propuso llevarla a cabo en su ciudad, Sao Paolo. Puesto que el propósito de la carrera era celebrar la despedida del año se disputaría el 31 de diciembre, tomando entonces el nombre de San Silvestre. Tuvo varias distancias en su recorrido, aunque a partir de 1991 se fijó en 15 kilómetros. Desde su primera edición, la prueba de fin de año fue conquistando adeptos hasta que en 1945, tras 20 años, el periodista decidió transformarla en una carrera internacional. Para ello invitó a atletas de los países vecinos, para luego ir invitando a los mejores atletas del planeta. En 1975 se organizó por primera vez la carrera femenina.
Con el tiempo la idea de la carrera de San Silvestre se ha ido extendiendo por distintos países y ciudades, manteniendo siempre el nombre y el espíritu de despedir el año de una forma original. En España, la San Silvestre más antigua se celebra en Madrid, en el barrio de Vallecas. La primera edición se celebró en el año 1964 y a día de hoy se ha convertido en todo un clásico deportivo navideño. Algunos llegan a afirmar que es la mejor San Silvestre del mundo, incluso por delante de la pionera Sao Paulo. A nivel personal puedo decir que no he tenido la suerte de participar en la San Silvestre brasileña, pero sí que he podido hacerlo en la Vallecana, allá por el año 2003, ocupando el 7º puesto de la carrera profesional e invirtiendo un tiempo de 29’13 en los 10km del recorrido. Ciertamente debo decir que ha sido la carrera de ámbito popular más espectacular en la que he participado. Hay gente por todo el circuito y el ambiente es inigualable. Había puntos del trayecto, concretamente en los últimos 3km que son de subida, en que el público iba abriendo el paso entre gritos y aplausos según íbamos pasando los atletas... al más puro estilo del Tour de Francia en el Tourmalet. Luego la llegada fue espectacular, entrando en el abarrotado estadio del Rayo Vallecano para recorrer los últimos metros entre el fervor del público. Me encantó correr allí.
Lo cierto es que llegadas estas fechas, hay cada vez más oferta de San Silvestres y ahora toca decantarse por alguna. Es tal la aglomeración de estas carreras en el calendario que incluso se empiezan a disputar tres semanas antes del propio 31 de diciembre, dando opción así a los corredores a hacerse una ruta particular de San Silvestres. Nosotros, los Canet Racers, aún tenemos que decidir, entre el amplio abanico de posibilidades, en cuáles participaremos. El año pasado, el club debutó oficialmente como tal en la San Silvestre de Riudellots, donde además del segundo puesto me llevé una paletilla de jamón. De momento seguimos entrenando y seguro que despediremos el año de la mejor forma que sabe hacer un runner: corriendo.
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