EL DESMORONAMIENTO DEL ATLETISMO PROFESIONAL EN ESPAÑA.
Tremendo lo que está ocurriendo en el atletismo profesional en España. Lo comenté hace unos días en mi entrada “¿qué fue de Ricard Fernàndez?”, donde critiqué la gestión de los atletas por parte de la RFEA. Desgraciadamente viví en primera persona ese ambiente vil y cruel donde priman los intereses personales de unos cuantos frente a los propios deportistas. Dije que hacía tiempo que se había perdido la esencia del deporte, esa que yo afortunadamente he reencontrado en el atletismo popular. En su día tuve la desgracia de ser una de las víctimas de este desastre en que se ha convertido la cúpula de nuestro amado deporte. Mi único delito fue ser un atleta de segunda fila, que contaba poco ya para el señor Odriozola y su equipo, mi edad y mi poca proyección internacional para el futuro, junto con el hecho de que no me clasificara para la olimpiada del 2004, fueron determinantes en el desenlace de mi carrera deportiva. En aquella época al Presidente de la Federación se le acusó de ocultar positivos, de no luchar como es debido contra el dopaje, esa lacra que tanto nos azota. Entonces, como por arte de magia, apareció mi nombre y me lanzaron a los leones ávidos de sangre, daba igual si era inocente o no, lo importante era darles de comer. Es triste, sí, pero con el tiempo se ha ido demostrando la realidad de los hechos. En marzo de 2010, sale a la luz una sentencia del Tribunal Superior de Justicia que demuestra que se falsearon los resultados de mis análisis ¿por qué? se preguntaron muchos ¿por qué? me pregunté yo y sobre todo ¿qué escondía la Federación y el laboratorio del CSD para que tengan que falsear los resultados del control de un atleta devaluado para demostrar que se lucha contra el dopaje?
Ha tenido que llegar el día en que, al final, haya tenido que intervenir la propia Guardia Civil. Este entramado no podía durar eternamente. Operación Galgo le han llamado. Aún es pronto para saber el alcance de este descalabro, ahora están saliendo nombres por todas partes, atletas, mánagers, entrenadores, ciertamente a todos hay que respetarles su derecho a la presunción de inocencia. De todas maneras, es obvio que si ya ha intervenido la policía es que existen evidencias y pruebas de que la trama existe, ahora solo falta encajar las piezas del puzle y poner a cada uno en su sitio. Es muy duro, es un varapalo muy grande para el atletismo. Quizá sea el momento de hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero. Hay que sanear esto desde la raíz, que paguen los que tienen que pagar, que se vayan los que se tienen que ir y que, entre todos, creemos un nuevo atletismo más puro que le devuelva la esencia del deporte.
El 2 de mayo de 2010 durante la celebración de la primera edición de la Canet Race 10km recibí, con motivo de mi victoria sobre la RFEA y el CSD, un cálido homenaje de mis compañeros y amigos, donde me hicieron entrega de una bonita placa en la que se podía leer: “Niké, Diosa de la Victoria: Nenikékamen (hemos vencido), fueron las únicas palabras de Phillípides cuando corrió desde Marathon hasta Atenas para anunciar la victoria de Grecia sobre los Persas”. La placa me conmovió enormemente porque fue el reconocimiento a una larga lucha contra aquellos que no aman el deporte. En aquél momento fue una victoria individual ahora, con el tiempo, quizá pueda ser una victoria de todos.
Tremendo lo que está ocurriendo en el atletismo profesional en España. Lo comenté hace unos días en mi entrada “¿qué fue de Ricard Fernàndez?”, donde critiqué la gestión de los atletas por parte de la RFEA. Desgraciadamente viví en primera persona ese ambiente vil y cruel donde priman los intereses personales de unos cuantos frente a los propios deportistas. Dije que hacía tiempo que se había perdido la esencia del deporte, esa que yo afortunadamente he reencontrado en el atletismo popular. En su día tuve la desgracia de ser una de las víctimas de este desastre en que se ha convertido la cúpula de nuestro amado deporte. Mi único delito fue ser un atleta de segunda fila, que contaba poco ya para el señor Odriozola y su equipo, mi edad y mi poca proyección internacional para el futuro, junto con el hecho de que no me clasificara para la olimpiada del 2004, fueron determinantes en el desenlace de mi carrera deportiva. En aquella época al Presidente de la Federación se le acusó de ocultar positivos, de no luchar como es debido contra el dopaje, esa lacra que tanto nos azota. Entonces, como por arte de magia, apareció mi nombre y me lanzaron a los leones ávidos de sangre, daba igual si era inocente o no, lo importante era darles de comer. Es triste, sí, pero con el tiempo se ha ido demostrando la realidad de los hechos. En marzo de 2010, sale a la luz una sentencia del Tribunal Superior de Justicia que demuestra que se falsearon los resultados de mis análisis ¿por qué? se preguntaron muchos ¿por qué? me pregunté yo y sobre todo ¿qué escondía la Federación y el laboratorio del CSD para que tengan que falsear los resultados del control de un atleta devaluado para demostrar que se lucha contra el dopaje?
Ha tenido que llegar el día en que, al final, haya tenido que intervenir la propia Guardia Civil. Este entramado no podía durar eternamente. Operación Galgo le han llamado. Aún es pronto para saber el alcance de este descalabro, ahora están saliendo nombres por todas partes, atletas, mánagers, entrenadores, ciertamente a todos hay que respetarles su derecho a la presunción de inocencia. De todas maneras, es obvio que si ya ha intervenido la policía es que existen evidencias y pruebas de que la trama existe, ahora solo falta encajar las piezas del puzle y poner a cada uno en su sitio. Es muy duro, es un varapalo muy grande para el atletismo. Quizá sea el momento de hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero. Hay que sanear esto desde la raíz, que paguen los que tienen que pagar, que se vayan los que se tienen que ir y que, entre todos, creemos un nuevo atletismo más puro que le devuelva la esencia del deporte.
El 2 de mayo de 2010 durante la celebración de la primera edición de la Canet Race 10km recibí, con motivo de mi victoria sobre la RFEA y el CSD, un cálido homenaje de mis compañeros y amigos, donde me hicieron entrega de una bonita placa en la que se podía leer: “Niké, Diosa de la Victoria: Nenikékamen (hemos vencido), fueron las únicas palabras de Phillípides cuando corrió desde Marathon hasta Atenas para anunciar la victoria de Grecia sobre los Persas”. La placa me conmovió enormemente porque fue el reconocimiento a una larga lucha contra aquellos que no aman el deporte. En aquél momento fue una victoria individual ahora, con el tiempo, quizá pueda ser una victoria de todos.
Lo más triste es que al final paga quien seguramente menos culpa tiene, pero los que se llenan los bolsillos siguen ahí...
ResponderEliminarSe les tenía que caer la cara de verguenza a los que falsearon y mintieron. Tu victoria es la victoria de todos, por spuesto!
sempre s´ha dit allo de: A cada cerdo le llega su san Martin!i com be diu la teva placa que tant en mereixes “Niké, Diosa de la Victoria: Nenikékamen:hemos vencido!
ResponderEliminarho has conseguit! s´ha fet Justicia!
ara tota aquesta pandilla de farsants han de pagar per tot el mal que han fet!
Chapó, lo has bordado Ricky.
ResponderEliminarCon un par. Si señor...
ResponderEliminarQué buena entrada; ahora a esperar qué pasa con estos personajes.
ResponderEliminarLo cierto es que todo eso ocurre por el afán de obtener un beneficio económico y pasando por encima de cualquier ética y respeto a la esencia del deporte.. Es una lástima... En todo caso me alegro por ti... Saludos...!!
ResponderEliminar