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domingo, 31 de marzo de 2013

LA GRAN GRANIZADA




Tengo en la agenda un par de retos a los que me gustaría llegar un poco entrenado. Falta una semana para la GF de Igualada, donde estoy inscrito junto con Danielem. Y para el 27 de abril también tengo dorsal en la carrera de 21km de la UTB. Es por eso que intento salir a la mínima que puedo con la bici. A veces me obceco con mis planes y salgo aunque el cielo esté gris y amenazante. Y eso es lo que me pasó el otro día. A los pocos minutos de iniciar mi marcha, una vez ya en el bosque, el cielo empezó a bramar. Yo, como si nada, seguí avanzando en mi ruta, adentrándome cada vez más en la montaña.


De repente, un rayo de fuego azulado atravesó el cielo vibrando fugazmente en él, acto seguido sonó con estrépito un tremendo rugido, como si sonaran cientos de tambores al unísono. En ese momento yo estaba bajando por una trialera y la lluvia irrumpió con fuerza, punzante, espesa, torrencial. Transformó mi camino en un abrir y cerrar de ojos en un torrente de agua y barro. Las gafas se me entelaron y no era capaz de ver nada. Fuí esquivando raíces , piedras y ramas como pude, intentando mantener el equilibrio a pesar de los constantes patinazos que me daban las ruedas. Con las calas en los pedales un novato como yo iba completamente vendido. Al fin llegué a un camino más o menos ancho y estable. Ahí pude decidir volver, sin embargo parecía que la tormenta remitía y como si fuera Forrest Gump pensé "ya que he llegado hasta aquí voy a seguir". Mala decisión. Después de subir una larga subida, patinando por el barro, me adentré en una bajada por estrechas trialeras, el cielo me tenía guardada otra sorpresa. De nuevo empezó a llover con fuerza, con excesiva fuerza.... De repente se empezó a escuchar el sonido del casco recibiendo una retahíla de impactos. Noté golpes en la espalda, en la manos y el repicar del sonido metálico en la bicicleta. ¡Estaba cayendo una granizada tremenda!El suelo se volvió blanco, lleno de bolitas. No daba crédito, menudo marrón, aún me quedaban más de 20 minutos para llegar a la civilización y estaba siendo vilmente apedreado!No me quedaba otra que seguir pedaleando lo más rápido que pudiera.

A pesar de todo conseguí llegar sano y salvo aunque, obviamente, en el momento en el que llegué a mi destino cesó la tormenta... La ley de Murphy.

Llevo ya 5 semanas sin poder correr por mis molestias en el tendón. La verdad es que ha mejorado bastante pero sigue inflamado y siento bastante dolor aún cuando corro. Durante este mes he intentado mantener la forma mediante salidas habituales en BTT; no es lo mismo que correr pero al menos he notado un incremento de fuerza en las piernas, sobretodo cuando enfilo una larga subida. No sé si este tipo de entrenamiento me ayudará a mejorar cuando vuelva a correr, pero lo que está claro que experiencias como esta me hacen más duro. Pedalear o morir.

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