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miércoles, 28 de junio de 2017

LOS CORREGRINOS 3.0 EN EL CAMINO DE SANTIAGO DEL NORTE




Una de las frases más recurrentes del Camino de Santiago es que “cada uno lo hace como quiere”. 
En cierta manera esa es la esencia de esta aventura, todos tenemos una razón para emprender este viaje y eso siempre debe ser acorde con nuestra propia forma de ser. En nuestro caso el estilo de vida que llevamos gira alrededor del deporte, en concreto de correr, disfrutamos corriendo, somos corredores, así pues ese debe ser nuestro rol en el Camino, somos Los Corregrinos. Además, como en la vida, uno debe evolucionar para intentar siempre hacer de sí mismo una versión mejor, tras dos Caminos en nuestras piernas (Francés en 2010 y Portugués en 2015) ahora tocaba completar nuestra trilogía con el Camino del Norte.



En nuestra primera experiencia, en 2010, sufrimos bastante. Cargamos una mochila con quizá demasiado peso, unos 7kg, y las dos primeras etapas las hicimos de demasiados kilómetros, de 35 y 39, sin controlar demasiado el ritmo y gastando mucha energía innecesariamente. Fuimos, como mandan los cánones del peregrino, de albergue municipal en albergue municipal, donde descansar en literas y con tanta gente (y ruidos) resulta harto difícil. Al final conseguimos llegar a Santiago, a pesar de padecer tendinitis y sobrecargas, y llegar a pasar muy malos momentos, de incluso no poder subir ni bajar escaleras por el dolor que íbamos acumulando en el cuerpo. Al recoger aquella sufrida compostelana adquirimos nuestros nombres Corregrinos: Danielem, Radulfum y un servidor Richardum.

Pero habíamos aprendido mucho y un lustro más tarde nos planteámos volver a la carga, esta vez con una experiencia muy valiosa a nuestras espaldas. Aunque, por incompatibilidad laboral de Radulfum, esta vez sólo seríamos Danielem y yo. Buscamos un Camino mucho menos concurrido, el Portugués. Bajamos el peso de la mochila a 4 kilos, analizando qué era lo que realmente nos hacía falta. Fuimos entrando poco a poco en las distancias y los ritmos, sobretodo en las 2 primeras etapas. Subimos la categoría de los albergues donde íbamos a descansar, mejor los privados, un poco más caros pero con menos gente y más comodidades. Y disfrutamos mucho más de los pueblos donde parábamos cada día, aplicando el lema “en cada sitio su cosa”. Eso conllevaba visitar o hacer aquello que era típico de cada lugar y sobretodo probar la gastronomía autóctona. Con estas mejoras conseguimos diluir el sufrimiento y las lesiones y disfrutar de un Camino que calificamos de VIP.

Satisfechos con aquella experiencia y tras dos años más, regresamos de nuevo. Incluimos un nuevo y joven Corregrino al grupo, Eduardo de la Serna, al que conocimos en Nepal haciendo el Annapurna Circuit. Ya tanteó la experiencia de correr con mochila el pasado verano haciendo con nosotros Carros de Foc en 3 días, lo que le sirvió para obtener la nota de acceso a la carrera de Corregrino. Danielem y yo asumimos la responsabilidad de ser sus maestros y Edu sería el “Estudiante”. Así le fuimos llamando durante las 13 etapas que duraría esta nueva réplica. Por delante más de 300km para licenciarse. Aunque antes de iniciar la marcha, lo primero que tuvo que aprenderse es el Decálogo del Corregrino 3.0, lo que vendría a ser nuestro Estatuto:





Aprendida la primera lección, iniciamos pues nuestra aventura...


Etapa 0  Salida Barcelona- Aeropuerto Asturias-Muros de Nalón.
29 de abril 2017, salida 10:35a.m: 10km en 1h05 (+155m, -200m)

Empezaba la aventura y Danielem y yo optamos por ir hasta el aeropuerto de Barcelona en Bus. Como el vuelo era a las 7a.m nos levantamos a las 3:15 de la madrugada para coger uno de la compañía Sagalés que teóricamente pasaba a las 3:54a.m. Nunca supimos qué pasó pero el susodicho autobús que cubría ese recorrido pasando por Pineda no apareció por ningún lado. Quizá al chófer le sonó el despertador y debió pensar que qué tarado iba a ir a estas horas al aeropuerto, tal vez decidió entonces darse media vuelta y seguir durmiendo. En cualquier caso, tuvimos que recurrir a un plan de emergencia y Danielem tuvo que despertar a su pareja, cuando aún era negra noche. La pobre Eva medio dormida nos acompañó al aeropuerto en coche, no sabía muy bien si maldecirnos o seguir durmiendo en el asiento de atrás. Aún llegamos con tiempo, había mucha cola en el control, se nota que es el puente del 1 de mayo y la gente viaja a donde sea, aunque el finde tenga sólo un día más. 

Una vez aterrizamos en el aeropuerto de Asturias, cerca de Avilés, decidimos empezar allí mismo nuestro Camino. Nos vestimos de Corregrinos y nos lanzamos a correr hasta Muros de Nalón, donde nos encontraremos con el utrerano, Eduardo de la Serna, el Nepalgrino reconvertido ahora en el tercer Corregrino. Bonito recorrido que enlaza enseguida con el Camino del Norte, así que sólo hay que seguir las flechas amarillas y los mojones con concha hasta Muros, no hay pérdida. Llegamos tras unos apacibles 10km, que nos servirían de calentamiento para lo que nos espera y para así irnos acostumbrando a la mochila de 4 kilos ( + 1 de agua) que nos acompañará a partir de ahora. Nos hospedamos en Casa Carmiña y mientras esperamos a Edu, nos fuimos a Casa Zoilo a comernos un menú asturiano que nos dejó muy llenos; percebes, fabada, entrecot y tarta de queso. Empezamos fuerte. Al acabar, el tercer Corregrino hizo su aparición y pasamos el resto de la tarde paseando y viendo futbol. 


Salida desde el aeropuerto de Avilés


Al llegar al albergue nos encontramos con un equipo femenino de punto de cruz celebrando una convención nacional. La verdad que la cosa tiene su guasa. El regente de nuestro alojamiento, Don Aurelio, es también un personaje peculiar y nos llama la atención el hecho de que nos presenta a la nueva chica que allí trabaja como "la empleada”. Danielem y yo tenemos suerte y nos instalan en una casa al lado con nuestra propia habitación. Dormimos como lirones tras el madrugonazo que nos habíamos dado. Edu no tiene tanta suerte y lo colocan en las literas junto con las mujeres del punto de cruz, que por lo visto tenían mucho que contarse entre ellas.

Etapa 1  Muros de Nalón –Soto de Luiña 
30 de abril 2017, salida 10:44 a.m: 16km en 1h46 ( +355 -410)

Nuestro primer día oficial de Camino amanece lluvioso. Nos lo tomamos con calma, es una etapa corta de adaptación y no tenemos prisa. Desayunamos tranquilamente y deja de llover. Tenemos suerte y pillamos un rato de sol, aunque con una brisilla fresquita. Recorrido que sube y baja, con bonitos tramos de caminos frondosos. Edu, al que ahora llamamos "Estudiante" cumple perfectamente y aprueba su primer examen, la verdad es que el joven aspirante a Corregrino ha hecho los deberes y se le ve en buena forma. Llegamos a nuestro destino en Soto de Luiña. Nos alojamos en el Hostal Paulino, tenemos una habitación doble por 25€ y una individual por 15€. Siguiendo nuestra filosofía de buscar la máxima comodidad no lo dudamos, ducha calentita y a comer.

Iniciamos la ruta los 3 juntos


Al poco de llegar se pone a diluviar, vamos a comer a la Tasca Luiso, donde entramos ataviados con los ponchos totalmente empapados. Recuperamos energía con una buena fabada, cachopo y un salteado de verduras. Tras una tarde tranquila tomando algo en el bar del pueblo, vamos a conocer al famoso “Pepe” del que nos habían hablado en el anterior alojamiento como un mito del Camino, una de esas personas que se desviven por todo lo que ello implica, según rumores dueño de medio pueblo, pero al que nosotros vinos como un auténtico currante que además regenta de forma desinteresada el albergue municipal e informa a los peregrinos de todo aquéllo que quieran saber. Él es el que nos explica las dos alternativas que tenemos para la etapa del día siguiente: Por la costa o por la montaña (Palancas). Si el cielo está despejado, la montaña presentará mejores vistas, aunque el recorrido es más duro y prácticamente nadie lo hace. Al final decidirá la climatología. Cenamos un menú del peregrino por 10€ y yo casi sin querer me vuelvo a comer una ensaladilla rusa y huevos con jamón. Aquí en Asturias, te ponen tanta cantidad en los platos que otra vez me voy empachado a dormir.

Etapa 2  Soto Luiña-Cadavedo 
1 de mayo 2017, salida 10:29 a.m: 21km en 2h57 (+615 -580) por Palancas

Al final optamos hacer la ruta de montaña, el día amaneció soleado pero el tiempo es cambiante e incluso llega a llover. No encontramos a nadie en toda la etapa y se nota que por ella no suelen pasar muchos peregrinos. El Estudiante sufre un poco con las subidas, sus gemelos le recuerdan que no es fácil ser un Corregrino, y le concedemos un comodín para poder estirar. Sin embargo, cuando se trata de bajar, ahí sus cuádriceps de futbolista le ayudan a soportar el impacto incluso mucho mejor que nosotros, los veteranos de la manada. Durante muchos kilómetros nos acompaña una Mastín, parece que tenemos cierta atracción para los animales, les debe hacer gracia que vayamos corriendo y les da por perseguirnos.


Vistas yendo por Palancas



Una vez atravesada la montaña, bajando ya hacia Cadavedo


Decidimos dormir en el albergue de Covi y Peter. A pesar de que sólo hay 10 huéspedes no nos convence el tema de 1 ducha para todos y las literas. Comemos menú en un restaurante que hay enfrente y luego bajamos a visitar el acantilado con unas preciosas vistas. Por la noche cenamos una semi-ensalada hecha por nosotros mismos y bebimos sidra. Digo semi-ensalada porque cuando fuimos a comprar los ingredientes nos olvidamos de coger la lechuga. Así que la tuvimos que hacer con atún, tomate, pimiento y manzana. Al irnos a acostar a nuestra hora corregrina, no antes de las 12 de la noche, ya estaban todos durmiendo desde hacía horas. Aquel día coincidimos con los que luego serían nuestros "amigos del Camino", ellos aún no sabían que durante los próximos días nos iban a ver adelantarles corriendo y deseándoles "buen camino" hasta llegar a Santiago. Peculiar personaje era Claudia, una Austriaco-alemana-italiana de 25 años, que vivía en los Alpes, que era un poco "picada", que fumaba como una carretera y que nos miraba con bastante recelo porque no se creía que fuéramos corriendo. A pesar de su aspecto claramente teutón nos enseñaba orgullosa, con un cigarro en la boca, su pasaporte italiano, reivindicando su nacionalidad transalpina, aunque luego Edu le hablaba italiano y ella no le entendía ni papa. Aquella noche compartimos también litera con un holandés llamado Fred, el hecho de tener que entrar a oscuras y luego por la mañana tener que oir como se levantan todos, nos hizo replantearnos lo de dormir en albergue, fue en ese momento cuando decidimos que nuestro lema sería “miserias no” y para el día siguiente reservamos para nosotros solos un apartamento en Luarca con vistas al mar.

 Etapa 3. Cadavedo-Luarca 
2 de mayo 2017, salida 9:50 17km en 2h16 (+190 -256)

Todos se habían ido al amanecer, así que un poco antes de las 9 decidimos levantarnos. Desayunamos allí mismo en el albergue y emprendemos la marcha, esta sería la única vez en todo el Camino que antes de las 10 de la mañana. 

Hacía un día espléndido, muy soleado. Durante el recorrido nos vamos encontrando una”guerra de flechas”, unas indican para un lado  otras para otro, no acabamos de entender muy bien que intereses hay en la colocación de tantas flechas, algunas te obligan a pasar por los pueblos otras los bordean y otras simplemente te desvían hacia un albergue o un restaurante. Más de una vez teníamos que parar o volver atrás para recuperar la ruta. A veces para decidir teníamos incluso que consultar el GPS. Menos mal que íbamos sobrados de tiempo porque la ruta era corta, seguimos con la filosofía de ir entrando en las distancias y los ritmos progresivamente. Incluso tuvimos tiempo de ir grabando imágenes con la Go-Pro para luego editarlas en una película que producirá el utrerano.

Danielem y el Estudiante camino a Luarca


Así llegamos a Luarca, un precioso pueblo portuario, cuando aún no era ni la hora de comer. Vamos a nuestro apartamento con vistas al mar, que nos cuesta  70 euros entre los 3, y allí disfrutamos de una reconfortante ducha. Como cada día lavamos y tendemos la ropa, hoy además disponemos de lavadora propia. El día es perfecto, desde nuestra terraza podemos ver como los rayos de sol se reflejan en el mar ofreciéndonos una agradable sensación de relax. Buscamos en Tripadvisor un buen sitio para comer y este nos lleva al Barómetro. Como está mandado en nuestros estatutos corregrinos, disfrutamos de una buena comida. Por la tarde damos un paseo hasta la playa, donde incluso llegamos a meter los pies en el salvaje y frío Cantábrico. Luego llevamos a cabo una de nuestras rutinas, que es pasear por todo el pueblo lentamente con las manos atrás, observando cada rincón y cada detalle, acompañado siempre de constantes chascarrillos. Vemos el atardecer en una terracita tomando sidra y acabamos cenando una dorada antes de irnos a descansar a nuestro pequeño palacete.

Vistas de Luarca desde nuestro apartamento

Etapa 4 Luarca-La Caridad 
3 mayo 2017, Salida 10:13 a.m: 30km en 3h27 (+1045m -855)  

Tocaba etapa larga, de 30km, un duro examen para el Estudiante puesto que esta iba a ser la máxima distancia que habría hecho nunca corriendo, ya sea con o sin mochila. Desayunamos en un bar llamado "La Troya" creyendo que estaría bien, por su aspecto, su decoración y la oferta de desayunos que había en la carta, pero fue un tanto decepcionante... y caro. Los camareros eran antipáticos y un poco raritos. Una vez alimentados tiramos andando pueblo para arriba y luego, tras nuestra foto diaria de rigor, ya empezamos a correr. Nos concentramos en avanzar sin perder mucho tiempo haciendo fotos o vídeos. El recorrido era un tanto sube y baja, pero en general se podía ir a un ritmo bastante constante y conseguimos avanzar rápido. 

Habíamos reservado por Booking en el Hotel Casa Xusto, un bonito y cómodo lugar a un buen precio, manteniéndonos en los 23 euros por cabeza que nos habíamos presupuestado. Con unos bonitos jardines, la habitación era espectacular tenía hasta bañera con hidromasaje, de la que dimos buena cuenta haciendo turnos luego por la tarde. El handicap que encontramos es que no había restaurantes para comer en el pueblo, el único hoy jueves estaba cerrado y el siguiente con menú estaba en el pueblo de al lado, a un par de km. Una mujer que nos oyó preguntar por un sitio para comer, se ofreció a llevarnos en su coche, haciendo honor a su gentilicio y  "por caridad" acercarnos hasta el restaurante. Es paradójico pero después de 30km corriendo, y tras la ducha y haberte ya mentalizado a comer, tener que hacer 2 km más caminando nos parecía como subir el Everest.  


Hotel Casa Xusto
Nos hicimos amigos del regente del hotel, que a su vez tenía un bar donde luego fuimos a cenar. Nos invitó a tomar algo y nos explicó su vida, nos dijo que además del hotel y el bar, resulta que también había abierto un albergue privado que llevaba funcionando desde hace un par de semanas. Nos recordó a Pepe el hospitalero que conocimos en Soto de Luiña, un currante. Nos cita a desayunar en su albergue a la mañana siguiente.

Etapa 5 La Caridad-Ribadeo 
4 de mayo 2017, salida 10:32a.m: 23km  en 2h30 (+130 -160) por Tapia (costa) 

Tal y como habíamos quedado, nada más levantarnos a las 9 de la mañana, fuimos a desayunar al albergue La Xana.  Allí nos trataron con suma amabilidad y nos enseñaron sus nuevas instalaciones. El hecho de que se vayan abriendo nuevos albergues dice mucho del potencial del Camino del Norte, nombrado por la Unesco no hace mucho como Patrimonio de la Humanidad. Nos hicimos una foto con ellos y emprendimos la marcha.
En el Albergue La Xana

Era la última etapa en Asturias y había dos alternativas para llegar a nuestro destino, una más corta de 21km y la otra, que es la que escogimos, que iba por la costa de 23km, bordeando acantilados y ofreciendo así bonitas vistas, las últimas en tan primer plano del Cantábrico. Así que no hubo duda. Disfrutamos del paisaje mientras avanzábamos a ritmo constante, los kilómetros y el peso de la mochila se empiezan a notar sobretodo en la zona lumbar, pero la verdad es que lo estamos asimilando muy bien, sin a penas ninguna molestia, vamos bien y el Estudiante sigue sumando créditos. Antes de llegar a Ribadeo había que atravesar el largo Puente de los Santos que va por encima de la ria de Ea. En algún punto intermedio de ese puente entrábamos definitivamente en Galícia.
Puente de Los Santos sobre la Ria de Ea, que une Asturias con Galicia.

Buscamos los apartamentos Escuder, donde habíamos reservado el día antes. Allí nos atendió una chica muy simpática. Nos instalamos en nuestros aposentos, una especie de piso con distintas habitaciones, nuestra propia sala de estar y la cocina. Ya hemos tomado la rutina de ir de palacete en palacete. Para celebrar nuestra llegada a Galícia fuimos al restaurante La Solana, donde disfrutamos de un delicioso pulpo y de un arroz caldoso con bogabante. Por la tarde Edu y yo fuimos a visitar unos impresionantes acantilados, mientras Dani decidió buscar una barbería para afeitarse. Esa noche, como teníamos cocina propia, hicimos la compra en el súper y decidimos cenar unos espaguetis picantitos en el apartamento.

Arroz caldoso con bogabante en Restaurante la Solana (Ribadeo)


Etapa 6  Ribadeo-Lourenzá 
5 de mayo 207, salida 10:17 a.m :28km  en 3h 30 (+660 -660) 

De nuevo tocaba una etapa durilla, larga y con bastante desnivel acumulado. Nos alejamos de la costa y ya enfilamos hacia Santiago de Compostela. El recorrido es bastante rural, con tramos montañeros y caminos forestales donde podemos ver verdes pastos donde campa el ganado. A pesar del paso de los kilómetros, las duras pendientes de hoy y el cansancio que eso supone, siempre estamos haciendo bromas, cantando e imitando la voz de Félix Rodríguez de la Fuente, como si estuviéramos dentro de uno de sus documentales y los Corregrinos fuéramos alguna especie en observación. 

Nuestro destino era Casa Gloria, en Lourenzá, al ver el pueblo entramos en él cantando de la alegría, "Gloria, faltas en el aire, Gloria... te espero Gloriaaa!" . La señora Gloria, que además de una bonita casa para alojarnos, tenía una pastelería, nos dio un pastelito de bienvenida... obviamente, "nos supo a gloria". Nos instalamos en una cómoda habitación triple, donde Danielem, en una extraña costumbre, lo primero que hacía era colgar la toalla de fibras en la tele. Supongo que era una manera de marcar el territorio. Habría que preguntárselo a Rodríguez de la Fuente.


Nuestra habitación en Casa Gloria

Tras ducharnos fuimos a comer un menú y luego nos acercamos hasta el albergue, donde nos encontramos con el holandés, la falsa italiana y otros peregrinos que ya nos iban conociendo de vernos pasar cada día corriendo. Les creábamos bastante curiosidad y pronto teníamos a varios de ellos haciéndonos preguntas sobre nuestra rutina corregrina. Muchos solían madrugar bastante para empezar a andar y nos miraban atónitos cuando les decíamos que nosotros nos levantábamos a las 9 y siempre empezábamos la etapa después de las 10. Les explicamos también que nosotros no parábamos nunca y que nuestra forma de descansar era caminar rápido si había una subida pronunciada o si queríamos soltar piernas unos minutos. Caía la tarde y empezaba a llover, así que nos fuimos a tomar algo por el pueblo y luego a cenar. Nos pedimos unas pizzas en un bar, tardaron la vida en prepararlas, pero luego lo comprendimos, eran tan grandes y con tanta masa que nos fue imposible acabárnoslas.

Etapa 7 Lourenzá-Abadín. 
6 de mayo 2017, salida 10:23 a.m. 25km en 3h03 (+660 -330)

Por la mañana la señora Gloria nos había dejado preparado en la cocina una bandeja con pastelitos para desayunar. En la casa había dormido también un gigantón lituano, con el que cruzamos a penas un saludo. No parecía que tuviera muchas ganas de entablar amistad, al menos ese día. 


Casa Gloria
La etapa tenía mucho desnivel y ya empezábamos a acumular cansancio, ahora es un momento crítico, estamos superando ya el ecuador del Camino pero aún se ve Santiago muy lejos y las piernas pesan. Nos lo tomamos con filosofía y empezamos a correr. En las subidas muy pronunciadas la mochila nos hace mella y caminábamos rápido para luego arrancar de nuevo a correr. Hacía calor y tuvimos que beber bastante, cada poco. Por ello cargamos siempre con los botellines llenos con agua colocados estratégicamente para beber sin tener que parar ni perder tiempo. Nuestro objetivo es siempre intentar pillar a todos los que han ido saliendo a primera hora, teniendo en cuenta que nos suelen llevar más de 3 horas de ventaja. Es una manera de motivarnos para intentar mantener un buen ritmo. Cabe decir que en el Camino del Norte hay poca gente y cuesta ver a otros peregrinos en marcha, lo máximo que hemos llegado a contar en una etapa larga donde hemos podido verlos a todos es de unos 18. Lo bueno es que el hecho de que los adelantemos se convierte en una rutina divertida para nosotros y para ellos, todos tienen sus frases recurrentes y a medida que pasan los días sus saludos son más efusivos. Tres señores a los que solíamos atrapar los primeros siempre nos soltaban la misma broma "¿os persigue un león?". Teníamos al león agotado tantos días detrás nuestro. Los que más rápido suelen ir son Fred, el holandés, que además nos suele hacer una foto que luego nos envía y Claudia la Italiana, que ya de vernos pasar cada día empieza a creerse que efectivamente vamos corriendo. En ruta también solemos ver a unos canadienses, una chica del este llamada Marcela, una polaca y su amiga, en fin, no deja de ser un lugar muy cosmopolita, sin duda.

Llegada a Abadín


Llegamos a Abadín, destino de hoy. Sinceramente, yo me encontraba muy cansado. Así que por la tarde me pegué una buena siesta para recuperarme un poco. Eso sí, después de alojarnos en Casa Goás, la ducha calentita y de comer un menú en el restaurante de enfrente, El Paso, muy caro para lo que es, 16 euros por un menú muy básico, justificándose con que es fin de semana. Por la noche cenamos un bocadillo de tortilla francesa mientras veíamos el fútbol en un bar. Para mañana, hemos reservado habitación en el parador de Villalba, tocará celebrar mi cumple.

Etapa 8 Abadín-Villalba
7 de mayo 2017, salida 10:29 a.m: 20km en 2h11 (+185 -185)

Pasé mala noche, tuve un extraño dolor de barriga que no  me dejó dormir bien. Quizá es el año más que cumplo, no sé. El caso es que no había excusa y teníamos que afrontar una nueva etapa, bastante benévola en distancia y recorrido. Menos mal.

En un momento de euforia durante la etapa 


Durante el apacible recorrido, apto para que el utrerano sacara su Go-pro y tomara alguna secuencia para su esperada película, resultó que se vino arriba grabando. Empezó con una toma nuestra corriendo delante suyo, pero en plena bajada se lanzó, cámara en mano y mientras nos adelantaba, gritando: "¡¡esto ya no hay quién lo pare!!", tropezó. La imagen del Estudiante deslizándose boca abajo con los brazos y las piernas abiertas, cual estrellita de mar, pareció ir a cámara lenta... Danielem y yo nos quedamos perplejos viendo como se alejaba arrastrándose por la bajada unos cuantos metros. Inmediatamente fuimos a ayudarle a levantarse, preguntándole en primer lugar si estaba bien, su respuesta fue: "sí, estoy bien... y sí, lo he grabado". Una vez pasado el susto y viendo que sólo se había hecho unos rasguños, nos dio un ataque de risa colectivo. No pudimos parar de reír durante al menos 10 minutos. El vídeo de su caída está ahí, existe, aunque no nos dejó publicarlo, al menos de momento.


Captura de imagen de la caída de Edu, en el momento que se levanta


Y así llegamos a Villalba, buscando la torre del castillo donde creíamos que estaban las habitaciones del Parador Nacional. No estaban allí, obviamente, el torreón no tenía ni ventanas. Las habitaciones se encontraban en un edificio adyacente decorado con todo tipo de lujos visuales, alfombras, lámparas, sillas, muebles antiguos. Muy al estilo palacete. Una vez instalados, disfrutamos de una buena comida de cumpleaños en el restaurante Os Pios y pasamos el resto del día paseando por el bonito pueblo, viendo y saludando a los otros peregrinos que también transitaban por allí.

Etapa 9 Villalba-Miraz.
8 de mayo 2017, salida 10:08 a.m: 33km en 3h45 (+340 -405)

Era una etapa que se podía plantear de dos formas, o bien llegar hasta Baamonde, a unos 19km, o alargar hasta 33km, parando en Miraz. La razón de llegar un poco más lejos, sería la de compensar una etapa de 41km que habría que hacer al día siguiente para llegar a Sobrado dos Monxes, como indican la mayoría de guías del Camino. Nosotros optamos por llegar hasta Miraz.


Unos km antes de llegar a Miraz donde nos cruzamos con Fred y "la Italiana" que nos mira con cierto recelo



Nos levantamos un poco apagados, un tanto cansados quizá. Ayer pasamos un buen día en Villalba y daba pereza tener que cargar de nuevo la mochila y arrancar a correr tantos kilómetros. Pero en fin, esa es la vida del Corregrino y tras desayunar arrancamos motores. El recorrido no revestía mucha dificultad, tras alguna subida en los primeros km, luego transcurría por bonitos caminos que atravesaban bosques y prados y algún tramo de carretera entre la arboleda. En Miraz las alternativas de alojamiento eran escasas, ya que era una pequeña aldea y únicamente había un pequeño albergue privado, muy nuevo. Allí coincidimos con la mayoría de nuestros conocidos del Camino. Estaba Fred, el Holandes, al que también bautizamos como "hombre del tiempo" ya que cada día nos hacía una previsión para la siguiente etapa, que nos contó que trabajaba para el ejercito, cosiendo las telas de los paracaídas, todo esto mientras se tomaba una cerveza y unas gambas al ajillo. Luego por la noche nos invitaron a tomar unas copas de vino, fue el día que más nos socializamos con todos ellos. Contentillos por el alcohol parecieron más simpáticos de lo normal, incluso estaba el gigante lituano, que nos explicó que había trabajado en la Costa Brava de camarero y que se llamaba Mantas, le hicimos unas cuantas bromas al respecto, pero no sabemos si lo encajó muy bien.

Etapa 10  Miraz-Sobrado dos Monxes
9 de mayo, salida 10:08 a.m: 26km  en 2h54 (+330 -205)

Saliendo de Miraz la cosa va picando hacia arriba, creo que hicimos bien en alargar la etapa de ayer, así hoy son "sólo" 26km, en vez de los 41 que hubiéramos tenido que hacer. Una vez superada la mitad de la etapa la cosa se suavizaba bastante y pudimos aprovechar para correr un poco más rápido, lo cierto es que, a veces, nos dan pequeños ataques de locura e incrementamos el ritmo a menos de 4'30 y con puntas de velocidad por debajo de 4' el km, que para ir con la mochilita a la espalda y con lo que llevamos ya en las piernas, no está mal. En esos momentos el estudiante se queja un poco,  pero como es joven y tiene mimbres de  buen corredor nos sigue al rebufo. 

Llegamos a Sobrado y tocaba albergue privado, la otra opción era el municipal que estaba dentro del Monasterio de monjes. Llegamos al tiempo que Fred y la Italiana, que también se alojaron en el mismo albergue que nosotros, parecían muy cansados y no estaban tan sociables como ayer con el vinito. Por la tarde fuimos de visita a ver el Monasterio, donde nos reímos mucho, no porque hubiera nada especial, sino porque somos así. Más tarde Danielem y yo optamos por hacernos un masaje en una peluquería, donde la mujer lo mismo te daba hora para hacerte la permanente que para descargarte la piernas. También era una floristería e incluso, tal y como ella misma nos contó, se había planteado servir comidas rápidas, tipo pizzas, a los peregrinos. Hay que sacarle el rendimiento al Camino, decía. Nos cobró 15 euros pero el caso es que el masaje nos vino de perlas, la mujer le puso esmero y yo al día siguiente lo agradecí.


Monasterio de Sobrado do Monxes



 Etapa 11  Sobrado-Arzúa. 
10 de mayo, salida 10:25 a.m: 29km en 3h20 (+280 -390)

El día se fue torciendo a medida que avanzábamos. Ayer ya asomó la lluvia por la tarde y el cielo de nuevo amenazaba tormenta. Pero, sabíamos que si íbamos rápido la lluvia no nos pillaría, aún teníamos un par de horas para que empezara a llover. Es curioso, pero me notaba las piernas ligeras y me fui animando. El recorrido hasta llegar a Arzúa constaba de 21km, así que aproveché para incrementar el ritmo. Sin darme cuenta fui dejando atrás a mis compañeros Corregrinos. Pensé en avanzar un poco más a ese ritmo alegre y que más adelante ya los esperaría.

Normalmente en el km 10 aprovechamos para aflojar un poco y beber agua, pero justo coincidió que atravesaba A Gándara, pensé en seguir un poco más y salir del pueblo para esperarlos. Iba siguiendo las señales del Camino con un buen ritmillo, y cuando el terreno llaneaba o bajaba me ponía sobre los 4'30/km. Al salir del pueblo me fijé que había un cartel que indicaba Arzúa 10km, pero era una carretera de asfalto que iba hacia abajo y no vi ninguna señal que indicara que el Camino fuera por ahí, sin embargo sí vi flechas que te indicaban que siguiera hacia arriba. Dudé un momento, pero al final hice caso de las conchas y las flechas y seguí para arriba, obviando el cartel de Arzúa. Como estaba llegando ya al km 12 y estaba disfrutando yendo rápido, pensé en esperar a mis compañeros en el km 15. Seguí por una carretera de asfalto con poco tráfico y muy arbolada, a lo lejos vi que ellos también venían, pensé que en algún momento volveríamos a dirigirnos a Arzúa y seguí tan feliz devorando kilómetros. Llegando al km 15 el cielo empezó a ennegrecer, y viendo ya lo que me quedaba, que eran unos teóricos 5-6 km, que a ojo calculé que al ritmo que iba serían unos 25-30 minutos, tiré un poco más. Pensé, los esperaré a la entrada del pueblo, total para lo que queda ya. Y seguí.

Cada vez iba más rápido y ligero porque a penas me quedaban ya unos minutillos para llegar... o eso creía yo. Algo raro estaba pasando, yo estaba siguiendo las señales del Camino, pero no aparecía Arzúa por ningún lado. Ya llevaba 21km y las indicaciones de los carteles no parecían indicar nada que me sonara familiar. Me paré en una fuente y rellené la botella. Puse el GPS en el móvil y... ¡¡¡horror!!!! Arzúa estaba a 8km de distancia.... ¡¡¡pero hacia atrás!!!! fue cuando me di cuenta de que sí estaba siguiendo el Camino, pero que era la variante hacia  Santa Irene, y que obviamente no pasaba por Arzúa, hacía más de 10km que me había desviado del track correcto, justo en A Gándara, cuando dudé. Que sirva esto de aviso a futuros peregrinos, en A Gándara coger la carretera que indica Arzúa, aunque no haya flechas. Ojalá me lo hubiera dicho alguien a mí.

Llamé por teléfono a mis compañeros, que también se habían dado cuenta del error y que ya habían tomado una variante hacía Arzúa unos km atrás, a mí hacía rato que no me veían y creían que ya habría llegado. Para más inri, empezó a llover a cántaros. No quise pensar demasiado, ni lamentarme, así que me puse el poncho y empecé a correr por unos caminos de tierra que se salían de la ruta y que atravesaban una zona arbolada y más adelante unos campos. Al llover tan fuerte, no podía sacar el móvil para consultar el GPS. Estaba cansado iba perdido y me estaba cayendo el diluvio universal encima, pero no me desesperé y pensé en recorrer esos 8km de propina lo más rápido posible. Lo que tenía que ser un día relajado, con una distancia relativamente corta se convirtieron en casi 30km dándolo todo.


Momento en que voy perdido bajo la lluvia


Al final, llegué al apartamento que habíamos alquilado, muy céntrico y con una habitación para cada uno, lo cual resultó muy reconfortante. Ellos hacía unos minutos que habían llegado, giraron antes que yo y su propina fue de 5 km. Una ducha caliente y un menú en Casa Teodora nos acabó de recuperar a todos. La lluvia fue una constante toda la tarde y tras reposar y dar una vueltecita todo volvió a su cauce. Se nota que estamos ya en el Camino Francés, increíble la riada de peregrinos que pasan y cómo todos los negocios del pueblo están completamente enfocados a ellos.


Etapa 12  Arzúa-O Pedrouzo
11 de mayo salida 10:40 a.m: 20km en 2h11 (+260 -310)


Amaneció lloviendo. Esperamos un rato a ver si la cosa amainaba, pero se empezó a hacer tarde y optamos por ponernos los ponchos y nuestros gorros de pescador e iniciar la que es ya nuestra penúltima etapa. Después de lo que ocurrió ayer,  fuimos tranquilos sin ataques de locura. Pronto empezamos a adelantar a cientos de peregrinos, era algo exagerado. Prácticamente no había un metro donde no hubiera gente caminando. Solos o en hordas, pero en una cantidad exagerada. 


Afortunadamente dejó de llover, a pesar de que el suelo estaba totalmente embarrado en algunos tramos, motivados por los constantes adelantamientos, avanzamos rápido. Incluso vivimos una escena similar a la del primer Camino, cuando al pasar por delante de la terraza de un bar con decenas de peregrinos, de repente arrancaron a aplaudirnos al vernos pasar corriendo. Fue un auténtico deja vu. Al poco llegamos a O'Pedrouzo, y allí nos alojamos en la Pensión Una Estrella Dorada. en una bonita habitación para los tres. Fuimos a comer al Bar O'Pedrouza , donde la carne estaba deliciosa.


Etapa final O'Pedrouzo-Santiago
12 de mayo  salida 10:01 a.m: 19km en 2h17 (+280 -325)


Nuestra llegada a Santiago


Desayunamos en el apartamento, galletas y magdalenas que había allí para los huéspedes, y nos dispusimos a recorrer los últimos kilómetros antes de llegar a Santiago. Después de tantos días, por fin llegaríamos a nuestro destino. Tampoco tuvimos demasiada prisa en empezar, de hecho salimos, como siempre, pasadas las 10. Nuevamente la ruta estaba a rebosar de gente y era muy difícil ya poder detectar si entre ellos estaban los que venían, como nosotros, haciendo el Camino del norte. El cambio es tan radical que de golpe hemos pasado de ser a penas una veintena de habitantes del Camino a ser cientos. Está claro que el Francés está súper masificado y que para aquellos que quieren hacer el Camino hay alternativas mejores.

Como una repetición de 2010, volvimos a recorrer y revivir el tramo final antes de llegar a la Plaza de Obradoiro. Aviones que vuelan bajo, ríos de yodo rojo, el paso por el Monte do Gozo, la llegada a la ciudad y sus eternos 4 kilómetros hasta llegar a la catedral. Una vez allí, caras conocidas que también celebraban la consecución de su Camino. Cada uno a su manera y a su ritmo, pero al final todos llegamos al mismo sitio.

Nos dio tiempo a hacernos las fotos de rigor y pronto se desató la tormenta, empezó a llover con fuerza y aprovechamos para refugiarnos en el edificio donde expedían la famosa Compostolena, la tercera para Danielem y para mí y la primera para el Estudiante, que acababa de licenciarse con honores, ahora pasaría a llamarse Eduardum.


Resumen de imágenes diarias, antes de iniciar cada etapa

Epílogo

Una vez más llegamos a Santiago y de nuevo esas sensaciones únicas nos invaden; de satisfacción, de alegría, de haber cumplido un reto. En definitiva, son esas cosas que nos hacen sentir vivos y que luego recordaremos para siempre. Para Danielem y para mí la Trilogía de Caminos, para Eduardum su bautizo. El tercer Camino ha sido la culminación y la aplicación de todo lo que hemos ido aprendiendo en los otros dos, quizá ahora Edu pueda alcanzar el siguiente nivel, el de Corregrino 4.0.

La verdad es que hemos disfrutado mucho, y además hemos sabido administrar las fuerzas correctamente, algún día hemos notado la fatiga, sí, pero ninguna lesión ni sobrecarga ha llegado a minar nuestra energía. La buena planificación de las etapas, una mochila con lo justo, la comida y el descanso han sido claves para que en estas dos semanas hayamos tenido una muy grata experiencia.

El Camino del Norte es ideal. Aún no está masificado como el Francés y además discurre por unos parajes únicos y espectaculares que van bordeando el Cantábrico. La gastronomía es otro aspecto muy destacable  que hay que aprovechar. Y la gente, como siempre, muchos recuerdos se quedan reflejados en las personas que has ido conociendo.

Al final, una vez en Santiago, sólo nos quedó celebrarlo, a pesar de la lluvia que nos acompañó la mayoría de horas que estuvimos allí. Fuimos a tomar unas copas y luego a cenar al Gato Negro con algunos de los que habían formado parte de nuestro Camino, al menos durante unos días.

Para muestra, un resumen en imágenes de nuestra aventura, en el vídeo que vino realizando el Estudiante, Eduardo de la Serna, ahora Eduardum, durante su licenciatura como auténtico Corregrino:



Camino de Santiago from Eduardo de la Serna on Vimeo.

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