¡MALDITA FASCITIS!

¡MALDITA FASCITIS!

Parece que esta temporada no estoy teniendo suerte con la lesiones. Tras haber padecido una contractura en el gemelo y una gripe demoledora, ahora me está tocando sufrir una de las lesiones más molestas e inciertas, en cuanto a tiempo de recuperación, que suele sufrir un runner: la fascitis plantar. Hace ya unas semanas que vengo notando molestias en el talón del píe izquierdo. Todo empezó justo después de correr en Sant Boi, aunque realmente se agravó tras competir en Caldetes. Estas dos últimas semanas lo he estado pasando mal puesto que he intentado realizar mis entrenos previstos con normalidad, pero tras cada sesión en la que el ritmo era un poco exigente el dolor se me hacía más insoportable. Al final, hoy, me he tenido que parar.

Recuerdo muy vagamente, a lo largo de los veintipico años que llevo corriendo, haber tenido este tipo de molestia alguna vez, pero nunca lo suficientemente grave como para que lo tenga presente en mi memoria. Así que he procedido a informarme de lo que es un fascitis plantar y de los posibles tratamientos a seguir. La verdad es que toda la información que he ido leyendo sobre esta lesión no es para nada halagüeña. Los plazos de recuperación son bastante largos y los tratamientos aconsejados no garantizan su cura. Los expertos hablan de que se trata de una reacción inflamatoria en la planta del píe que provoca dolor en la misma y que tiene su origen en el calcáneo (el talón del píe). El dolor está causado por una degeneración del colágeno que provoca la llamada inflamación crónica. Las causas pueden ser muy variadas en función de las personas y sus circunstancias, normalmente suele venir motivado por sobrecarga o una mala pisada. En mi caso creo que viene más bien por un exceso de tensión en el tendón de Aquiles, ya que históricamente siempre he sido propenso a sufrir molestias en esa zona. En cualquier caso ahora me toca buscar la forma de recuperarme lo antes posible. Las pautas para tratar esta lesión son las típicas que consisten en aplicar a la zona afectada hielo, ultrasonidos, masajes, estimulación eléctrica o realizar ciertos estiramientos. A parte de recomendar la toma de anti-inflamatorios, vitamina C, zinc o sulfato de glucosamina. Yo por mi parte, he ido a caminar por la orilla del mar descalzo mientras reflexionaba un poco sobre las actuaciones que iba a tomar al respecto. La verdad es que andar sobre la arena y el agua marina de la Costa Brava, bastante fría en estas fechas, me ha aliviado un poco el dolor.

En fin, que la situación es la que es y hay que aceptarla. No me queda otra que descansar unos días esperando que disminuya la inflamación y luego poco a poco, sin forzar, intentar correr por terrenos más bien blandos hasta que desaparezca el dolor. Creo que me va a tocar ir mucho a la playa y no a tomar el sol precisamente.