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lunes, 18 de mayo de 2015

7ª etapa Camino Portugués: Redondela - Pontevedra. Correr y comer.


                         



Está claro que el Camino no es sólo el recorrido en sí, sino todo lo que lo envuelve. Nosotros eso lo tenemos muy claro y por eso, otra de las ventajas que nos da ir corriendo, es que luego tenemos más tiempo para conocer los lugares donde finalizamos las etapas, sus costumbres y sus gentes. Ayer pasamos el día en Redondela, en el Albergue da Herbas, cuyos responsables eran una pareja, Paulo y Tania, muy cercana y amable. Muy buena gente. Gracias a ellos tuvimos la oportunidad de conocer los Furanchos, unas tabernas familiares donde se venden los excedentes de vino de la cosecha propia acompañado de tapas caseras. Tuvieron el detalle de invitarnos a acompañarles y pasamos una agradable velada "en familia" junto con los padres de Paulo también. Nos fuimos a dormir muy contentos y bien saciados.



                            


Hoy por la mañana se notaba un ritmo diferente en los peregrinos, eran las 8:30 y allí aún estaban casi todos preparando las maletas... Sí, sí, las maletas. En esta zona del Camino abunda bastante el estilo turístico, donde suelen llevar el soporte de un vehículo en todo momento. Durante el recorrido hemos ido adelantando a muchos de ellos y la verdad es que no transmiten la misma energía que los que vienen de lejos con su mochila a cuestas.

La etapa de hoy era corta, a penas 20km. Ha sido bastante variada y se nos ha pasado rápido. Incluso ha habido un momento que Dani ha apretado un poco porque se encontraba bien y después yo le he dado la réplica corriendo por debajo de 4'30 en el siguiente kilómetro. Estamos a menos de 70km ya de Santiago y lo cierto es que, a parte del cansancio diario de haber ido acumulando kilómetros día sí y día también con una mochila a cuestas, no notamos ningún tipo de sobrecarga muscular ni molestias en las articulaciones. Mi tobillo parece casi recuperado y lo único que me perturba un poco son los roces de la mochila con la espalda. Hace mucho calor y la camiseta acaba totalmente empapada, facilitando también ese tipo de problemas. Y Danielem el único dolorcillo que tiene es una molesta llaguita que le ha salido en la boca, así que para correr no hay ningún impedimento, quizá un poco más para comer que en eso sí que le fastidia un poco.

Hoy por fin hemos tenido unas bonitas vistas del mar que asomaba en el horizonte, tras los verdes árboles  y arbustos, mientras bajábamos por un camino de tierra lleno de piedras. Después hemos acertado a coger una alternativa que iba por la ribera de un río, atravesando un bosque. El problema era que no había ni una sola flecha amarilla, ni conchas, ni nada que indicara que íbamos por el camino correcto. Eso nos ha hecho ir dubitativos en todo momento y no nos ha dejado disfrutar del todo del precioso entorno que estábamos atravesando. En a penas 2 horas hemos llegado a Pontevedra, nuestro destino de hoy. Nos hemos instalado en el Albergue Aloxa, que por 10€ tenía todo tipo de servicios y sábanas incluidas. El albergue municipal lo hemos descartado rotundamente entre otras cosas porque no abría hasta las 4 de la tarde. Una vez duchados y tras haber lavado la ropa, nos hemos ido a buscar un buen restaurante para comer. Luego un paseo por el casco antiguo de la ciudad y una merendola han completado nuestra jornada. Comemos mucho sí, y además disfrutamos haciéndolo, intentamos comer lo mejor de cada sitio donde vamos, buscando siempre una perfecta relación calidad-precio. Está claro que el Camino de Santiago es muchas cosas y una de ellas es que también es una interesantísima ruta gastronómica. Y lo mejor es que con nuestra actividad cada día quemamos 4000 calorías, así que podemos comer cuanto queramos y más. Correr y comer,  la combinación perfecta.


                                       

   

7ª etapa: de Redondela a Pontevedra, 20km en 2h00.








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